El inesperado fallecimiento del camaleónico actor Robin Williams me dejó sin palabras hace dos días, no voy a entrar en la polémica de su muerte sino que os voy a hablar un poco de su vida, para que podáis entender su dura decisión, si es que se puede llegar a comprender en algún momento…
Hoy lo que quiero hacer es hablaros del trabajo de un actor que tenía mil caras y que supo conquistar nuestros corazones con el impresionante film «El Club de los Poetas Muertos», uno de mis preferidos y que nunca me canso de ver.
El popular actor estadounidense supo conquistar a todos los públicos e incluso a la más dura crítica con sus papeles cómicos y dramáticos.
El extraordinario Robin Williams nos ha dejado a los 63 años. Una muerte que no solo a sus seguidores nos ha cogido por sorpresa sino incluso a sus seres más queridos, nos deja un poco huérfanos a todos y cada uno de los amantes del cine, lo mismo que sucedió cuando el pasado mes de febrero falleció Philip Seymour Hoffman, un gran peso pesado del cine.
Lo bueno que tenía Robin Williams es que era esa clase de actores que son capaces de hacer cualquier papel, no tuvo problemas en pasear por la comedia y mucho menos por el drama. Y eso que cuando era joven nunca mostró mucho interés por el mundo de la actuación, aunque se tituló en Juilliard, la famosa escuela de los más grandes intérpretes, donde entabló una profunda amistad con ni más ni menos que Chistopher Reeve (Superman).
En esa escuela fue donde fue descubierto como cómico y obtuvo un papel en la popular serie de televisión Happy Days. Poco a poco, aquel muchacho que no se terminaba de sentir atraído por la actuación, se reveló como un auténtico monstruo, cosa que ha demostrado posteriormente en sus más de treinta años de carrera.
Su único Oscar lo consiguió con el film «El indomable Will Hunting« como mejor actor de reparto, y también se alzó con cinco Globos de Oro.
En los años 80 interpretó a Popeye, de Robert Altman, que no tuvo el éxito que se esperaba pero que le abrió las puertas de Hollywood, donde encadenó varias películas en las que demostró su impresionante talento como actor.
Fue nominado para el Oscar como mejor actor principal con la película «Good Morning Vietnam», en la que daba vida a un locutor de radio que tenía la misión de entretener a los soldados estadounidenses durante la guerra de Vietnam.
Este fue su primer papel importante, pero, como os he comentado al principio, seguro que más de uno lo recordáis por su más que excelente papel de un profesor de literatura, John Keating en El club de los poetas muertos. Aunque con este film no logró conquistar el Oscar, sí llego a millones de personas, y aún hoy, la juventud que la ve por primera vez se sigue emocionando como nosotros…
Expresiones como «Carpe Diem», recuerdo como Robin les decía a sus alumnos «El día de hoy no se volverá a repetir. Vive intensamente cada instante«.
La tercera nominación al Oscar llegó con el film «El rey pescador», en el que se metía en la piel de un vagabundo.
Gracias a su gran capacidad para imitar voces se alzó con el papel protagonista en la Señora Doubtfire, papá de por vida y dobló películas de animación, dando voz al genio de Aladdin.
En los años 90 Robin Williams brillaba con luz propia, alternando papeles en películas cómicas con otras dramáticas, incluso metiéndose en papeles muy complejos como en el film Retratos de una obsesión.
Aunque Robin Williams cosechaba mucho éxito y demostró ser un actor de una energía imparable, igual de imparable y agitada fue su vida personal, que estuvo marcada por las adicciones al alcohol y las drogas. »
Según sus propias palabras en el año 1988: «La cocaína se convirtió en mi escondite. La mayor parte de la gente busca en la cocaína un subidón. En mi caso, me echaba el freno«.
Después de estar algunos años alejado de las drogas, en el año 2006 volvió a tener una recaída, llevado por una profunda depresión, que le llevó a ingresar en una clínica de rehabilitación, y que finalmente a sus 63 años le llevó a decir adiós, su tristeza pudo más que su energía y optimismo de los que hizo gala en tantas ocasiones.
Qué puedo decir para despedirme de uno de mis ídolos, del actor de las mil caras…
Adiós capitán, mi capitán!!!